No a la caza

Si ya llevas tiempo en esto del veganismo, te habrás dado cuenta que existe un debate respecto a si es correcto promover las campañas que se enfocan en un uso específico de los animales versus denunciar la explotación animal en general, puesto que responde a una práctica que se basa en considerar a los animales como recursos que están a disposición de los seres humanos. Si no estabas enterado sobre este debate, bienvenido.

Pues bien, generalmente las denuncias sobre las campañas monotemáticas se han centrado en denunciar que no abordan el problema de raíz, es decir, el especismo (Wrenn y Johnson 2013), y que no constituyen una estrategia que ataque la explotación animal en conjunto, sino por separado, lo que, a la larga, perpetua el problema (Dunayer, 2004). Si bien estamos de acuerdo con estas críticas, consideramos que en los diferentes espacios en los cuales las campañas monotemáticas se han denunciado, no se ha tocado un tema muy importante, no solo para comprender por qué al promoverlas no se alienta a que las personas adopten el veganismo, sino también que permite adoptar estrategias más adecuadas para la promoción del mismo. Acá nos estamos refiriendo al análisis del comportamiento humano a partir, precisamente, de lo que la psicología, específicamente, la modificación de conducta, puede aportar.

Por lo tanto, en esta entrada nos vamos a centrar en describir ciertos principios propios del estudio de la conducta humana que nos permitirán entender por qué las campañas monotemáticas no favorecen un cambio de conducta duradero. Pero vamos por partes. Primero, mencionáremos brevemente qué son las campañas monotemáticas (para una lectura más a detalle sobre ellas, podés revisar acá)  para posteriormente centrarnos en hablar un poco sobre los aspectos psicológicos que están detrás de las diferentes estrategias utilizadas tanto de promoción del veganismo, como de dichas campañas.

Campañas monotemáticas ¿qué son?

Las campañas monotemáticas son aquellas que se centran en denunciar ciertos productos o usos de los animales, alentando, de alguna manera, la creencia de que ciertas formas de explotación animal son más importantes que otras, como sucede con el uso de animales para alimentación; mientras que otras no lo son (Francione, 2021) por ejemplo: la caza, tauromaquia, uso de pieles, entre otras. Este tipo de campañas se enfocan, por lo general, en denunciar formas de explotación animal que ya generan cierto rechazo en la población (Pendergrast, 2014). Para nadie es un secreto que actividades como la cría de perros de raza para ser vendidos, las peleas de gallos o el uso de pieles son actividades por las cuales muchas personas sienten un rechazo acusado e incluso se movilizan y generan campañas para denunciarlas.

Organizaciones como PeTA, por mencionar una de las más conocidas e incluso parodiadas, promueven este tipo de campañas e incluso solicitan donaciones a las personas para poder continuar realizando su labor. Este es un tema muy interesante y que da para mucho debate y reflexión, sin embargo, abordar esta situación no es el propósito de esta entrada).

PeTA siendo parodiada en una serie animada

Ahora bien, vamos a centrarnos en abordar la cuestión planteada más arriba ¿por qué desde nuestra perspectiva las campañas monotemáticas no promueven el veganismo? Primero, tenemos que desmenuzar algunos conceptos necesarios para entender esto.

En primer lugar, y siendo algo muy básico, debemos definir ¿qué es conducta? La conducta viene siendo la parte del organismo (humano o no humano) que se relaciona con el mundo exterior (Skinner, 1975). Se puede ampliar esta definición agregando que la conducta también es cualquier actividad ya sea muscular, glandular o eléctrica de un organismo (Martin y Pear, 2009). Además, las conductas tienen un impacto tanto en el ambiente físico como social, sobre otros y sobre nosotros mismos (Miltenberger, 2017). La definición que acá brindamos es muy básica, pues existe toda una discusión filosófica que aún perdura respecto a qué es y que no es conducta. Por ejemplo, puede revisarse Freixa (2003) para una mayor profundización sobre este punto.

Teniendo un poco más claro qué es la conducta, es importante definir lo que es el análisis conductual. Este viene siendo la aplicación de distintos conocimientos derivados de los principios de investigación sobre la conducta para la comprensión y solución de problemáticas de relevancia social (Cooper, 2017; Rodas, 2009) siendo necesario para ello identificar las variables responsables del cambio conductual (Cooper, Heron y Heward, 2014). La investigación en esta área ha revelado una serie de principios que rigen el comportamiento tanto humano como no humano. Y esto es así debido al pasado evolutivo que compartimos con muchas especies (Baum, 2017). A modo de comentario personal, resulta interesante como, indirectamente, el análisis del comportamiento ayuda a erradicar esa idea de superioridad humana puesto que los mismos principios que explican el por qué los seres humanos adquirimos y mantenemos un comportamiento, también sirven para explicar porque otros animales como perros, gatos, aves, reptiles, etc., también adquieren y mantienen ciertas conductas.

Ahora bien, son varios los conceptos importantes para entender la cuestión que acá nos ocupa y que son derivados del análisis del comportamiento, estos son: reforzador, reforzamiento, generalización de respuesta y discriminación de estímulos. Prometemos tratar de explicarlo de la forma más sencilla y amena posible pues son términos técnicos.

Un reforzador es un estímulo o suceso que, presentado luego de cierta conducta, aumenta la probabilidad de que la misma se mantenga en el futuro (Ellis, 2005; Martin y Pear, 2009). Por ejemplo, si cuando me duele la cabeza (situación) tomo una pastilla para aliviar el dolor (conducta) y este disminuye (consecuencia), entonces, es muy probable que en el futuro cuando me duela la cabeza de nuevo vuelva a tomar una pastilla porque anteriormente me sirvió para reducir el malestar. Lo interesante, es que los reforzadores también pueden mantener conductas inadecuadas y esto es algo que ocurre muy frecuentemente con los niños cuando realizan berrinches, por ejemplo. El reforzamiento es simplemente el proceso mediante el cual se estable una asociación entre una conducta, el reforzador y la consecuencia.

SituaciónRespuestaConsecuencias inmediatasConsecuencias a largo plazo
Dolor de cabezaTomar pastillaReducción del dolorEn el futuro, es probable que vuelva a tomar otra pastilla cuando me duela la cabeza
Un niño de seis años llora en la tienda para que le compren un dulceSu padre le compra el dulce para que deje de llorarEl niño deja de llorarEn el futuro, es probable que el niño vuelva a llorar para conseguir lo que quiere
Promover campañas de “lunes sin carne”Felicitar a las personas que se unen a esta iniciativaLas personas que se unieron dejan de comer carne los lunesEs probable que cada lunes las personas que apoyan esta campaña no coman carne

Ejemplos de reforzamiento en acciones diarias los hay por montones debido a que nuestro comportamiento se rige, en su mayoría, por este principio. Ahora bien, uno de los conceptos fundamentales que acá nos ocupan y al que queríamos llegar se denomina generalización de respuesta. Este término se refiere al proceso que ocurre cuando una conducta se hace más probable en presencia de un estímulo o situación debido a que otro comportamiento se ha reforzado en presencia de ese estímulo o situación (Martín y Pear, 2009).

Vamos a aclarar esto porque de repente puede sonar algo enredado o complejo. Supongamos que un niño aprende que puede jugar con una bola de soccer y en efecto cuando la ve, la toma y comienza a jugar con ella. Sin embargo, más adelante se le entrega una bola de baloncesto la cual, hasta el momento, no había visto antes, y también comienza a jugar con ella. Es decir, ante dos estímulos diferentes (una bola de baloncesto y una de soccer no son iguales) emite la misma respuesta (jugar). Por lo tanto, podemos decir, en este caso que hubo generalización de respuesta.

Algunas razones por las que esto puede ocurrir son:

  • Hay un parecido físico de las respuestas: En el caso del ejemplo, con ambas bolas se puede jugar de una manera similar.
  • Hay respuestas que tienen una función parecida: Es decir, respuestas que producen las mismas consecuencias. Por ejemplo, si tenemos hambre, podemos elegir entre cocinar algún alimento o bien comer alguna fruta. Si bien las respuestas entre cocinar y simplemente tomar una fruta son distintas, cumplen la misma función y tendrán la misma consecuencia: quitarnos el hambre.

El otro concepto que complementa a la generalización se denomina aprendizaje de discriminación de estímulo, y se refiere al proceso por el cual se emite una conducta específica en presencia de ciertos estímulos y no en la de otros. Este procedimiento implica reforzar un comportamiento en presencia de un estímulo determinado y la extinción (es decir, hacer que un comportamiento no aparezca o disminuya en presencia de otros estímulos) (Martín y Pear, 2009). A estos estímulos se les denomina estímulos discriminativos y los hay de dos tipos: estímulos discriminativos y estímulos delta. El primero es aquel que señala la probabilidad de que una respuesta sea reforzada, por lo que su presencia hace más probable la aparición de la respuesta que ha sido reforzada cuando este se encuentra presente. Por otro lado, el estímulo delta es aquel que se encuentra presente cuando una conducta se está buscando que disminuya o desaparezca por lo que su presencia reduce la probabilidad de que esta conducta se presente.  

Por ejemplo, si un adolescente dice un chiste considerado obsceno delante de sus amigos y estos se ríen, es probable que este vuelva a contar chistes así delante de sus amigos, por lo tanto, ellos representan un estímulo discriminativo de contar chistes obscenos, en tanto que su presencia reforzará esta conducta. Por el contrario, si el mismo adolescente cuenta este chiste en presencia de sus padres y estos le reprenden, los padres constituyen un estímulo delta, puesto que aprende que, en presencia de ellos, la conducta no solo no será reforzada sino incluso también puede ser castigada por lo que es bastante probable que, en el futuro, no realice esta conducta nuevamente en presencia de sus padres.

Ahora bien, nos interesa aterrizar todo esto a las campañas monotemáticas y al veganismo como tal. Tomando en cuenta lo que hemos descrito hasta acá, pareciera que las campañas monotemáticas se centran en generar una alta discriminación de estímulos, y, por el contrario, no parecen promover la generalización de respuestas en las personas a las que van dirigidas.  Así, por ejemplo, las campañas de pieles buscan que las personas dejen de utilizar pieles como abrigo, lo que implicaría dejar de usar a estos animales para este propósito, sin embargo, esta respuesta no se generaliza a otras formas de explotación animal porque se enfocan en reforzar una conducta particular y no que la misma se generalice a otros estímulos (es decir, a otras formas de explotación animal).

Si lo representamos gráficamente, la generalización de respuestas es algo más o menos así

Esta generalización no se realiza debido a que no se específica que tanto la explotación para pieles como para otros usos, son respuestas que a nivel funcional son muy similares, puesto que ambas tienen como propósito utilizar a otros animales para  nuestro beneficio, es decir, producen la misma consecuencia. Realmente, esto es algo que se constata en el día a día cuando se observa el actuar de organizaciones animalistas y bienestaristas puesto que las mismas se enfocan en denunciar el trato dado a los animales, es decir, la forma de la conducta, y no el uso como tal; esto es, la función del comportamiento. Y, como ya vimos anteriormente, cuando dos o más estímulos son funcionalmente equivalentes, es más probable que haya generalización de respuestas.

Por el contrario, las campañas veganas si permiten la generalización de respuestas en las personas debido a que fomentan que una respuesta (en este caso, dejar de utilizar a otros animales) no esté bajo el control de un único estímulo (caza, tauromaquia, peleas de gallos), sino de numerosos estímulos; es decir, todas las formas de explotación animal, puesto que se enfatiza que son estímulos con características funcionales equivalentes o similares, esto es: en las campañas veganas se denuncia el uso como tal; la explotación animal en sí misma y no si unas formas de explotación son más importantes o urgentes que otras. Si bien es cierto que en la forma, utilizar a animales para alimentación es muy distinto de utilizarlos para entrenamiento, como pueden ser carreras de caballos, ambas tienen la misma función, y por lo tanto consecuencia: ser utilizados por el ser humano para su beneficio.

Conclusión

Además de comprender a nivel teórico por qué las campañas monotemáticas son contrarias a los propósitos del veganismo, nos resulta útil aportar una perspectiva partiendo del análisis del comportamiento humano para entender por qué dichas estrategias son ineficaces y constituyen una pérdida de recursos, especialmente de tiempo y esfuerzo, lo que, en consecuencia, no ayuda a mejorar nuestra relación con los animales y a contribuir para cesar su explotación.

Evidentemente, el tema no se agota acá, y existen muchos otros elementos como las reglas, los valores personales y otras variables que entran en juego para explicar por qué las personas no solo generalizan conductas, sino que logran que estas se mantengan a lo largo del tiempo. Pero este es un tema que será abordado en otra entrada.

Referencias

Baum, W. (2017). Understanding behaviorism: Behavior, culture and evolution. John Wiley and Sons.

Cooper, J., Heron, T., y William, H. (2013). Applied Behavior Analysis.  Pearson Education Limited.

Cooper, J., Heron, T., y William, H. (2017).  Análisis aplicado de conducta. ABA España Publicaciones.

Dunayer, J. (2004). Speciesism. Ryce Publishing.

Ellis, J. (2004). Aprendizaje humano. Pearson Educación

Francione, G. (2021). Why veganism matters. Columbia University Press.

Martin, G., y Pear, J. (2008). Modificación de conducta. ¿Qué es y cómo aplicarla? Pearson Educacion.

Miltenberger, R. (2017). Modificación de conducta humana. Principios y procedimientos. Ediciones Pirámide

Pendergrast, N. (2014). A Sociological Examination of the Contemporary Animal Advocacy Movement: Organisations, Rationality and Veganism. Tesis para optar por el grado de doctor en Filosofía.

Rodas, R. (2009). Análisis conductual aplicado. Universidad de Manizales.

Skinner, B. (1975). La conducta de los organismos. Editorial Fontanella.

Wrenn, C., y Johnson, R. (2013) A Critique of Single-issue Campaigning and the Importance of Comprehensive Abolitionist Vegan Advocacy, Food, Culture & Society, 16(4), 651-668. http://dx.doi.org/10.2752/175174413X13758634982092