El argumento de los casos marginales (I)

Esta entrada es la primera parte dedicada a exponer lo que ha sido denominado como el argumento de los casos marginales (ACM), el cual es considerado por algunos como un argumento sólido a favor de los Derechos Animales.

El ACM defendido por algunos autores como Tom Regan y Peter Singer plantea lo siguiente; si creemos que los seres humanos cuyas capacidades cognitivas son inferiores a las de los seres humanos promedio tienen derechos morales básicos, entonces también deberíamos reconocer derechos morales a individuos de otras especies que cuenten con capacidades similares a las de estos humanos “marginales” (Pluhar, 1987). Aceptar que los primeros si merecen derechos, pero los segundos no es caer en una contradicción moral y antropocéntrica (Foreman, 2014). Además, se estaría cometiendo una petición de principio, puesto que se afirmaría que solo los individuos humanos pueden tener derechos porque pertenecen a la especie homo sapiens (cumplan o no con determinadas características cognitivas).

Entonces, aquellos que afirman que el requisito para ser moralmente relevantes es la racionalidad, esto es usar lenguaje, tener agencia moral, o capacidades similares, pareciera que se encuentran ante un problema: algunos humanos no son racionales (Tanner, 2009). O al menos no lo son en el sentido que se piensa que el resto de humanos “normales” lo es. El ACM, entonces, representaría un desafío particular para aquellos que sostienen que los humanos con trastornos neurodegenerativos o del desarrollo severos y con trastornos mentales graves e incapacitantes son moralmente relevantes, pero los animales no humanos no lo son (Narveson, 1977).

Es decir, de acuerdo con el ACM los derechos y estatus moral de los animales humanos y no humanos debería conferirse de acuerdo con sus capacidades y características individuales y no de acuerdo a la pertenencia a determinada especie (Law Society of NSW, 2009). Esto traería consigo que se rechacen  argumentos filosóficos y teológicos que otorgan a la humanidad cierto estado de superioridad (Donovan y Adams, 2007) dado que, cualquier característica que se encuentre en los seres humanos no se encontrará exclusivamente en ellos (Singer, 1999), dado que puede presentarse en menor grado en animales de otras especies.

Tradicionalmente, se han manejado tres categorías de lo que se considera un caso “marginal” (el término no es de nuestro agrado, pero lo utilizamos para apegarnos al uso que se le da en la literatura sobre el tema).

  1. Pre-racionales: Todavía no han alcanzado un desarrollo cognitivo de un ser humano “normal”, pero si se les permite desarrollarse, lo alcanzarán. Por ejemplo: bebés recién nacidos, niños pequeños.
  2. Post-racionales: Fueron racionales, pero ya no lo son. Por ejemplo; ancianos con trastornos neurodegenerativos como Alzheimer, Huntington, etc.
  3. No- racionales: No son ni podrán ser racionales porque tienen alguna condición que se los impide. Por ejemplo; personas con Sindrome de Down.

Asimismo, el ACM cuenta con versiones «fuertes» y «débiles» que han sido expuestas y defendidas por diferentes autores. Ambas han sido objeto de criticas por diferentes autores como Linzey (2009) y Nussbaum (2006). Si bien pueden ser objeciones interesantes, no serán abordadas en este lugar.

Versión fuerte 

  • Defiende a los «casos marginales», niños y humanos con trastornos o discapacidades mentales
  • Plantea una jerarquía en la cual habrá que elegir entre humanos con discapacidades y trastornos mentales o ciertos animales no humanos

Versión débil

  • También defiende a los «casos marginales», niños y humanos con trastornos o discapacidades mentales
  • Propone una posición más balanceada en la cual se puede escoger a ambos: humanos con trastornos, discapacidades, bebés, etc., y ciertos animales de otras especies.

A grandes rasgos, esto es lo que constituye el ACM. En la segunda parte se abarcarán preguntas como ¿lleva el ACM a una “pendiente resbaladiza”? ¿Es un argumento “despiadado” que minimiza la situación de las personas con algún tipo de trastorno severo?, etc. Además, brindaremos algunas conclusiones muy generales sobre el tema y algunas limitaciones que podrían surgir al utilizarlo como argumento principal para abogar por derechos y consideración moral de animales no humanos.

“Si vamos a tratar a otras especies de manera muy diferente a la nuestra – matarlas, comerlas y experimentar con cerdos y ovejas, por ejemplo; pero nunca con seres humanos – entonces pareciera que necesitamos encontrar alguna diferencia entre nosotros y ellos que justifique esta diferencia de trato. De lo contrario, seríamos culpables de intolerancia (de la misma manera que alguien que discrimina por raza o por sexo es culpable de intolerancia) ¿Pero cuál es esta diferencia moralmente relevante?”

-Julia Tanner-

Referencias

Donovan, J., y Adams, C. (2007). The Feminist Care Tradition in Animal Ethics: A Reader

Foreman, E. (2014). Brain-Damaged Babies and Brain-Damaged Kittens: A Reexamination of the Argument From Marginal Cases. Journal of Animal Ethics, 4(1), 58-73

Law Society of NSW. (2009). The Argument from Marginal Cases – Roaring Lion or Toothless Tiger?

Linzey, Rev. A. (2009), Why Animal Suffering Matters: Philosophy, Theology, and Practical Ethics, Oxford University Press, Inc., Oxford New York.

Narveson, J. (1977) Animal Rights, Canadian Journal of Philosophy, 7(1), 161-178, doi: 10.1080/00455091.1977.10716186

Nussbaum M., (2006), Frontiers of Justice: Disability, Nationality, Species Membership, Cambridge, The Belknap Press of Harvard University Press Massachusetts,

Pluhar, E. (1987). The personhood view and the argument from marginal cases. Philosophica, 39(1), 23-38

Regan, T. (2004). The case for Animal Rights.

Singer, P. (1999). Liberación animal. Madrid: Editorial Trotta.

Tanner, J. (2009). The argument from marginal cases and the slippery slope objection. Enviromental Values, 18, 51-66,